Dentro de la práctica del karate-do, el “zazen” también es una excelente actividad complementaria. Es el entrenamiento de “Zen” en una posición sentada. El objetivo es lograr que la mente, el cuerpo y la respiración armonicen formando una unidad. Lo ideal es practicarlo en una posición sentada en postura de loto o semi-loto, manteniendo la espalda recta, el mentón ligeramente recogido y los ojos entreabiertos. Una vez que ajustemos perfectamente nuestra postura, trabajamos sobre la respiración. Lo que se pretende es armonizar la mente y el cuerpo a través de una respiración profunda. Cuando inspiramos, la energía y la fuerza de la vida entra en nuestro ser. Cuando exhalamos, la potencia y la sabiduría emana de nuestro ser. En los comienzos se tratará de respirar utilizando el “tanden” (zona del bajo vientre que rodea el centro de gravedad de nuestro cuerpo) en la mayor medida de lo posible. Gradualmente y de manera inconsciente, la frecuencia de la respiración decrecerá. Al inhalar y exhalar poco a poco el practicante se concentrará más en el fluir de la energía que en el lugar de donde proviene (“tanden”). Finalmente esta fuerza espiritual y energía vital se irradiará a través del cuerpo en su totalidad.
La verdad última sólo se alcanzará cuando se llegue al estado de “mu”: toda la energía (mental y física) se dirige a través de la respiración inconsciente hacia el “tanden” a la vez que se irradia todo el cuerpo con la energía vital que proviene del “tanden”. Uno mismo se convierte en la energía que fluye o sea que todo emanará del “ku”, de la nada.
Si comparamos la esencia del Karate-do Arte con el Zazen, veremos que la similitud es total. Es por este motivo que O´Sensei Shoshin Nagamine daba tanta importancia a la práctica del Zazen como complemento enriquecedor del Karate-do Arte.